Conferencia # 1

Desde la perspectiva del Espíritu, la vida humana se asemeja a un majestuoso cuadro que retrata la esencia y la naturaleza de la existencia terrenal en un vasto mar, un océano, en el que cada vida es un barco, y cada persona es un capitán con destreza, habilidad y experiencia.

Así, dirige con maestría su embarcación a través de los elementos, aprovechando los periodos de serenidad y paz para reunir fuerzas y enfrentar con valentía las tormentas que se avecinan.

No obstante, hay quienes pierden el control interno cuando la tempestad se avecina, y otros que se asustan tanto que, en su miedo, abandonan el timón y dejan que, el barco navegue sin rumbo.

Y cuando navegan sin rumbo …

Se extravían y son presas de las fuerzas oscuras.

En la vasta constelación de la humanidad, difícilmente se encuentra un grupo, sea una familia u otra comunidad, en la que al menos un ser humano no se halle aún en un nivel tan bajo de su evolución que se convierta en juguete de las fuerzas de la oscuridad.

La sustancia espiritual se asemeja a finos rayos, cuyos tonos y texturas evocan la sombría oscuridad. Se enredan y se anudan unos con otros, hasta formar una bola de confusión tan densa que sólo con gran esfuerzo puede ser desenredada..

Así que en virtud de las propias debilidades y errores, en aquellas áreas en donde se extraviaron del camino espiritual. Así se tejió una trama enredada, donde la verdad se desvaneció en un laberinto de hilos, incluso para aquellos con ojos agudos. A menudo se requiere un gran esfuerzo para encontrar la verdad en medio de esta madeja de confusiones.
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Para aquellos que buscan ascender en el camino de la consciencia espiritual, las pruebas pueden ser una senda ardua y compleja.

Las fuerzas obscuras, astutas y maestras del engaño, pueden nublar la verdad con la mentira, lo correcto con lo incorrecto, haciendo que incluso los más devotos se confundan en su camino hacia la luz.

Es en estos momentos de incertidumbre, que los buscadores de la verdad deben permanecer atentos y perseverantes, recordando siempre su propósito y anhelo de la verdad.

Con paciencia y dedicación, el camino se despejará y la luz volverá a guiar nuestros pasos en el camino hacia la verdad.

El mar de la vida  por Olga Tanaka


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