Llegamos al final de un ciclo, pero recordemos que cada final es también un nuevo comienzo. Al igual que las olas del río de la vida, los ciclos se repiten infinitamente, y es en este flujo continuo donde acumulamos la fuerza y energía necesarias para enfrentar nuestros bloqueos de dolor y sufrimiento.
En este nuevo comienzo, es crucial reflexionar sobre las fases pasadas de nuestro trabajo, entender lo que hemos aprendido y prepararnos para lo que viene. La transformación de la conciencia y la energía negativas solo es posible cuando permitimos que nuestras negatividades emerjan, las aceptamos y asumimos plena responsabilidad por ellas. Una vaga consciencia de nuestras intenciones destructivas no es suficiente; debemos ver nuestras negatividades en detalle, superar el miedo y la vergüenza, y dejar de encubrirnos. Aceptar honestamente nuestras actitudes nefastas nos liberará. Este proceso no es morboso ni autonegador, sino un paso crucial hacia la verdadera espiritualidad.
Transformando la Negatividad
Muchos se preguntan por qué es necesario enfocarse tanto en lo negativo para alcanzar la espiritualidad genuina. Aunque intentemos evitar esta tarea desagradable, no existen soluciones reales ni integración sin enfrentar nuestras sombras. La transformación verdadera comienza cuando enfrentamos y superamos nuestras negatividades. En el último año, algunos de ustedes han logrado transformar estas energías negativas en positivas. Aunque las fases de la transformación no son exactas, el proceso de enfrentar y remover bloqueos en unas áreas puede avanzar mientras otras aún necesitan atención consciente.
Recapitulando, las fases anteriores se centraron en enfrentar nuestras actitudes negativas, defectos y destructividad. Ahora, estamos listos para reclamar y afirmar nuestro ser pleno y único, nuestra grandeza oculta.
Reclamando la Grandeza
¿Por qué es tan difícil reclamar nuestra grandeza? Cuando nos convertimos en nuestro ser completo, somos simultáneamente únicos y especiales, y a la vez, no somos nada especiales. Todos somos manifestaciones divinas, con cualidades y defectos. La lucha fundamental es trascender el ego.
El ego pequeño desea ser superior a los demás, busca admiración y reconocimiento. Este ego necesita ser expulsado para permitir que nuestra grandeza real fluya. La grandeza real no busca reconocimiento externo; se reconoce a sí misma y es suficiente en sí misma.
Una obstrucción significativa para realizar nuestra belleza y grandeza es el miedo a enfrentar nuestra sombra. Todos nuestros miedos se relacionan con este miedo fundamental. Negar y proyectar este miedo a otros crea eventos externos que parecen justificarlo. Cuanto más nos acercamos a trascender el miedo, más debemos acercarnos a nuestro ser y vencer nuestra renuencia a hacerlo.
Este miedo crea un muro enorme, más grande que el mal mismo.
El ego pequeño grita: «Admírame, soy mejor que tú. Ámame por ello». Esta es una locura. Para confrontar nuestra sombra, debemos revelarla, admitirla, reconocerla y aceptar nuestra responsabilidad. Este proceso de transformación nos lleva a resolver nuestros problemas más profundos y persistentes.
La ignorancia de la verdadera naturaleza de nuestra sombra y la creencia de que es definitiva y real nos impide ver que esta parte de nosotros también es divina. Esta ignorancia debe ser superada.
Todos somos seres divinos, únicos y especiales, capaces de manifestar nuestra grandeza cuando trascendemos nuestros miedos y obstrucciones. ¡Reclamemos nuestra grandeza y permitamos que nuestra luz brille con todo su esplendor!
Olga Tanaka B